El cambio climático también incrementa la amenaza para las especies y ecosistemas autóctonos al aumentar la probabilidad de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos como incendios forestales, sequías e inundaciones. Estos fenómenos no sólo amenazan directamente la vida y la salud de plantas y animales, sino que también pueden provocar cambios a largo plazo en la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas.
Además, el cambio climático puede exacerbar otros problemas ambientales como la contaminación, la pérdida de hábitats y las enfermedades, aumentando sus efectos negativos sobre la flora y la fauna locales. Esto plantea obstáculos adicionales a la conservación y recuperación de especies vulnerables y en peligro de extinción.
La adaptación y la mitigación son estrategias clave para combatir los efectos del cambio climático en los ecosistemas locales. Conservar y restaurar los hábitats naturales, crear corredores ecológicos para la migración de especies y gestionar las especies invasoras y restaurar las tierras degradadas puede ayudar a reducir los efectos negativos del cambio climático.
También es importante desarrollar la investigación científica y el seguimiento del estado de la biodiversidad para comprender exactamente cómo afecta el cambio climático a las especies y ecosistemas locales y desarrollar métodos eficaces para su conservación y restauración. La participación activa de la población y la concienciación sobre el cambio climático y sus efectos en la naturaleza son necesarias para apoyar los esfuerzos de protección y conservación de la flora y la fauna locales.